El camino hacia el altar es una experiencia que solo los que lo viven pueden saber lo que se siente. Es como el que se va de viaje a un lugar increíble, te lo puede contar con mucho detalle, enseñarte fotos, videos, notas de audio, de todo… pero nada funciona mejor que vivirlo. Eso es obvio. Pues lo mismo ocurre cuando te casas (y más en Quinta Lacy) y en este caso queremos hablar de lo que supone el camino hacia el altar.
Con esto, en una celebración de boda civil le damos la importancia que merece a todo lo que supone el camino y el altar. No es cuestión de poner una mesa y dos sillas en el frente para los novios y detrás cien para los invitados y un par de flores, no. Es cuestión de recrear un momento de sensación (nos ponemos bastante cursis con estas cosas) que es efímero porque solo dura el momento del camino hacia el altar para la novia, la espera del novio que la ve al fondo y la ceremonia para todos los presentes, pero el momento es especial al máximo.
Qué bueno que haya tanta creatividad en el mundo, tantas ideas y tantas personas distintas y además que las compartan con nosotros por las redes sociales.
Algunos aspectos que se tienen en cuenta: los olores, el diseño de las sillas, el pasillo hacia el altar y el altar en sí.
Por poner dos ejemplos…
Para bodas de día: un gran altar grande, con enredaderas que se descuelguen por la mesa, dos stands altos diseñados con flores alrededor, las sillas de los novios de madera estilo vintage, el pasillo decorado con pétalos blancos en los lados y las sillas de los invitados a juego con la de los novios….
Para bodas de noche: Luces de neón, el altar decorado con palmas de palmeras de Quinta Lacy, velas de olores suaves alrededor, las sillas de metal (con su comodidad añadida), todo muy retro….
A todo esto, le añadimos la emoción y la expectación del momento. Madre mía…
¿Os animáis a diseñar con nosotros el camino hacia el altar?