Érase una vez, en un lugar no muy lejano, un otoño muy intenso estaba llegando a su fin para dar la bienvenida al invierno, el cual traía unos aires, claramente frescos, renovados y con sugerencias muy distintas a las del otoño. Por lo menos en lo que a celebraciones se refiere.
Al contrario que muchas especies, nosotros en esta estación nos olvidamos de hibernar porque hay muchas cosas que hacer, aunque pensemos que no. Como ya dijimos en una ocasión, cada estación nos ofrece una serie de elementos naturales (y los que podemos añadir a partir de estos) con los que trabajar el tema del evento, tanto la decoración como lo que respecta a la gastronomía.
El color, por antonomasia que representa al invierno es el blanco, por su semejanza a la nieve y al hielo. Por lo que, imagina tu evento decorado con piezas en color blanco: las cortinas, un poco de nieve artificial (o natural, todo es quererlo), flores de algodón para los centros de mesa o para el ramo de novia, una planta que le da un toque muy inocente, sutil y agradable. Por otro lado, algunos colores que también evoca el invierno son el azul indigo o lapislázuli, el verde, el violeta o uno de nuestros favoritos: el rosa palo. Las peonias son flores de invierno, de hecho, se suelen cultivar en zonas del norte, y lo bonito es que van cerradas ya son preciosas pero abiertas lo son aún más. Están en color blanco, rosa palo y violáceo.
Otras ideas para la decoración, es seguir utilizando la madera como un claro aliado, pero en esta ocasión dándole el toque invernal y pintarlas de blanco. ¡Verás que el resultado te encanta!
En lo que respecta a la gastronomía, exquisitos, suculentos y contundentes manjares que en verano no sería una buena opción, ahora sí que lo es. Por ejemplo, platos de carne o platos que precisen servirse muy calientes.