¿tiene que ser un diamante?
La tradición de ofrecer un diamante como anillo de compromiso al matrimonio comenzó en el año 1.477 con el anillo que el Archiduque Maximiliano de Austria regaló a María de Borgoña.
Aunque los diamantes son considerados las piedras más tradicionales en los anillos de compromiso, no hay razón alguna para no considerar otras gemas a la hora de elegir dicho anillo: esmeraldas, zafiros y rubíes lucirán igualmente exquisitos y puede que a tu prometida incluso le gusten más.
O también puedes decidirte por la gema asociada al mes en que nació:
Enero Color: rojo oscuro Piedra: granate
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Julio Color: rojo Piedra: rubí |
Febrero Color: púrpura Piedra: amatista
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Agosto Color: verde pálido Piedra: peridoto o jade |
Marzo Color: azul pálido Piedra: aguamarina
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Septiembre Color: azul intenso Piedra: zafiro |
Abril Color: blanco o claro Piedra: diamante
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Octubre Color: abigarrado multicolor Piedra: ópalo o turmalina |
Mayo Color: verde intenso Piedra: esmeralda
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Noviembre Color: amarillo Piedra: ámbar o topacio amarillo |
Junio Color: crema Piedra: piedra lunar |
Diciembre Color: azul cielo Piedra: turquesa o topacio azul |
Si por una de esas casualidades posees ese maravilloso y valiosísimo anillo de alguna antepasada, podría ser muy conveniente que se lo ofrezcas (aiempre y cuando a ella le gusten las antiguedades) pero, NUNCA, NUNCA se te ocurra pensar en aprovechar algo que tenías por ahí y, mucho menos, aquél que te haya sido devuelto…
Y recuerda: ni demasiado ostentoso, ni demasiado sencillo. !Tan sólo tiene que ser único y especial!.