Puede sonar a tópico porque evidentemente es a lo que invita esta época del año, pero lo cierto es que hay veces que se necesita un pequeño recordatorio para no caer siempre en lo mismo. Color y frescor es lo que las bodas de verano necesitan y más en la zona de levante, que es calurosa hasta decir basta. Con color no nos referimos a recrear un cuadro de Jackson Pollock (el cual nos encanta), sino a realizar una decoración juguetona y entretenida mezclando bonitas monocromías entre sí y darle vida al acto.
El punto al que vamos es que podemos coger diferentes factores en lo que se refiere al tema de la decoración y hacer ¡chas! con todos ellos. Aspectos a tener en cuenta:
-Flores y plantas. De todos los colores. Para verano recomendamos, la base del frescor: el blanco, por su puesto, es prácticamente un must porque se puede mezclar con el resto: rosas blancas, lirios, calas u hortensias; las llamadas costillas de Adan, de las cuales ya hablamos en algún momento. Aportan frescor y naturaleza, son perfectas para combinar con madera y dorado y en general con todo; Aves del paraíso, sencillas y bonitas, con un color naranja para aportarle blanco….
-Mantelería y vajilla. Jugar con esto, poner los platos en un estampado sutil del color de las flores o las plantas que hayas escogido, los vasos, no tienen por qué ser tampoco los clásicos transparentes; actualmente existen modelos preciosos en toda la gama de colores, tanto en copas como en vaso bajo.
-Sillas. Doradas, plateadas. Escoger una de estas opciones es ideal para una boda de verano.
-Pasillo y altar en sí (en caso de boda civil). No podemos olvidar tanto el pasillo, como el altar si vas a llevar a cabo una boda civil. ¿Quién dijo que la alfombra ha de ser solo roja? Amarillo, pastel, verde claro, azul celeste…
-Elementos auxiliares añadidos como carteles, cortinas, palés, etc.
¿Qué colores quieres que formen parte de ese maravilloso día lleno de amor?