Otro estilo, y nunca mejor dicho, de detalles que marcan la diferencia. Lee e inspírate para tu próximo evento.
Nos atrevemos a decir que, de un tiempo hacia aquí, hay muchos eventos que han dejado de lado el protocolo. Y nos atrevemos a decir también que puede ser porque la palabra protocolo está, comúnmente, sujeta a una connotación de rectitud. Parafraseando algunas de las acepciones que nos da la RAE dice “regla ceremonial diplomática [..]establecida por decreto o por costumbre. Serie ordenada […]con ciertas formalidades.” Grosso modo, así es. Pero eso no significa que sea un concepto estrictamente y siempre regio, sino que podemos llevárnoslo a nuestro terreno y darle una vuelta para convertir simples detalles en creatividad.
En un evento puede o no haber protocolo, eso es una decisión de los anfitriones. Pero, aun habiendo protocolo, puede no sea de la forma en la que pensamos, sino que puede estar enfocada a un solo campo. Por ejemplo, lo podemos plasmar en el mismo lugar de celebración, en la posición de los invitados, en la forma de actuar de los camareros, en la música hasta en el estilismo de los invitados.
Resulta que no hace mucho, escuchamos que una pareja de novios había tenido la originalidad de establecer protocolo a la hora de vestir y lo habían remarcado muy bien en las invitaciones de boda: una parte de ellos tenían que venir vestidos de color amarillo, la otra de rojo, seguida del azul y el resto de verde. ¿Sacáis conclusiones de cual era su pretensión? Pues sí, foto-boda total parchís. Esa fue una de las reglas de protocolo àla etiqueta.
El protocolo ahonda mucho campo y es un mundo maravilloso para conocer y no tenerle miedo. Sino para aprovecharlo. En estos posts nosotros solo damos pistas e inspiración, pero para tratarlo más a fondo, nuestras puertas siempre estarán abiertas.
Nota: Si en alguna celebración/evento se ha establecido de alguna forma, es una falta de respeto no cumplirlo. Principalmente, porque si se ha marcado así es porque hay un objetivo.