Es una de las cosas más importantes en la vida laboral y no siempre es fácil. Sin embargo, hay veces que se llega a formar una conexión y una unión tan fuerte que permite hacer la tarea fluida y agradable. En Quinta Lacy cada persona del equipo es una pieza clave y fundamental del sistema de engranaje, en el que el apoyo y la complicidad están más que presentes. Que, si una pieza falla, está la otra para salvarla. Con el que trabajar día a día no se le puede llamar trabajar y que la palabra equipo se transforma en familia.

Que tenemos un motor, enorme. Y ese motor eres tú, tu felicidad. Desde el primer paso que das en nuestras instalaciones y nos cuentas que quieres llevar a cabo una idea, un sueño, un proyecto. Y no caemos en tópicos ni en típicos al decirlo, las cosas se dicen sintiéndolas y creyéndolas, sino es mejor no decirlas. Pero no es nuestro caso. Además, esa es otra de las ventajas que nos hace equipo, que en el momento en que nos ponemos manos a la obra a crear, elaborar y ponernos en acción, todos tenemos el mismo motor.

Y como aparte de ser sentimentales nos gusta ponernos sentimentales de vez en cuando (o la mayoría del tiempo), este es el momento de dar las gracias. Gracias a todos los que confiáis en nuestra forma de tratar de haceros felices, en nuestra forma de diseñar y llevar la idea a la realidad; gracias por vuestras ganas y por dejarnos albergar vuestros eventos en nuestro lugar.

Gracias a nuestro equipo, por saber cómo hacerlo. Por ser cómo sois, cada uno de vosotros y por cómo sois cuando estáis en el momento de la batalla. Gracias por hacer de Quinta Lacy lo que es, un lugar para reír, comer, disfrutar, beber; un lugar para ser feliz.

¡Los años ya vividos y los que nos quedan!