Quinta Lacy fue diseñada y construida para que fuera un espacio completamente funcional y que reuniera todas las características posibles para responder a las necesidades de nuestros comensales en todos los eventos. Y cuando decimos que lo pensamos todo, nos referimos a todo. No solo pensamos en que fuera un lugar diáfano, amplio y con alegres y espaciosos jardines, sino que también pensamos en que debía de haber un lugar dentro del recinto a donde solo tuviera acceso un número limitado de personas.
Creímos que cuando Quinta Lacy se transformara en el lugar de celebración de una boda, debía de haber un espacio reservado, exclusivo y privado donde solo los novios pudieran acceder, por ejemplo, a cambiarse, guardar sus cosas personales o almacenar todos los regalos que recibieran de los invitados ese día. En este caso es cuando lo llamamos la habitación de la novia (o de los novios).
Por otro lado, creímos que cuando Quinta Lacy se transformara en un el lugar de celebración de un evento empresarial, los organizadores debían de tener un espacio exclusivo y privado donde almacenar todas las cosas necesarias para la ocasión, echando a un lado la idea del maletero del coche.
Y por supuesto, cuando fuera el lugar de celebración de bautizos, comuniones, cumpleaños, etc.*
Además, pensamos que, puesto que hay varias opciones respecto a la elección de salones, debía de haber una salita correspondiente a cada espacio y lo bueno es que no contamos con una habitación, sino con dos. Ambas habitaciones constan de un baño privado, un tocador y una caja fuerte y solo la persona a la que se le entregue la llave, tiene acceso a ella.
Mientras más azúcar, más dulce y Quinta Lacy está en el top de los caramelos.
¿Qué te parece tener un espacio reservado solo para ti?