Daniel y Paula (sobre todo Paula) tenían dos cosas muy claras: que no le gustaban mucho las flores y que querían una boda donde SOLO estuvieran las personas que más querían.
Y así fue.
Una ceremonia íntima en el jardín de las Buganvillas rodeados de olivo y paniculata blanca. Juegos, risas y muchas emociones.
Fotos: Grabriel Fusselli